Si muriera hoy
me iría de aquí,
entregándome a un sueño eterno
tranquila y feliz
Desde el frío que enfrió mi cuerpo
pediría que no lloren
ni que flores me regalen.
Que todos sepan
que fui bebiendo cada día
con calma y fortaleza
cabalgando con mesura
la aridez amarga del dolor.
Que siempre me asocié a la libertad
haciendo todo lo noble que me elevaba
huyendo de aguas amargas
ignorando a la envidia y el rencor
empachándome de perdón y consideración.
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