
Siempre eres tú
quien decide
profundizar mis heridas
donde el silencio desgarra
y tu puñal no muere de sed.
Van girando en dos círculos
tu desprecio, tu olvido
y a hurtadillas tus manos de garra
me destrozan.
Ocurre cada día, sin equivocarte…
siempre en la misma dirección,
ahondando un callejón
de salas grises y antojadizas.
Los ojos de aquel pequeño que no fue
tiemblan en los turbios vidrios
estampados con relámpagos .
No me engaño,
tu carcajada cruel y certera
golpea más cruel que la crueldad misma.
Estallas con tanto furor
que sólo con gotas de mi sangre
pude escribir estos versos.
Escrito con sangre, sí, y con el alma puesta en cada letra.
ResponderEliminarHola Stella:
ResponderEliminarHe recalado en tus versos y los he disfrutado mucho. Éste en concreto es un poema que habla de un tema rudo. Se ve la violencia y la sangre. Llega y estemece las conciencias. Muy bueno. Un abrazo:
Tadeo
Gracias Catalina, gracias José pocas veces me brotan dolorosos versos, este es uno de ellos.
ResponderEliminarUn abrazo