
La pomeña lleva sueños,
sueños que suben y duermen
en sus pies sube el día
en su rostro duerme la noche.
Detrás del rebaño
canta alegre la pomeña
y el sol se le va quedando
en su espalda morena.
La arena quiere marcar
sus pasos lentos y firmes,
y los cardones la saludan
con sus breves flores blancas.
Las penas que le acechan
van al morir sin consuelo
la pomeña las entierra,
para volverlas ensueños.
Bello homenaje a Eulogia Tapia, saludos, Gus.
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